Sabatorio de un buen salvaje en HuancayoEn Huancayo, en el diario Correo, sábado tras sábado, durante seis años, el escritor Sandro Bossio, a galope de teclas, escribe una columna con el nombre de “Sabatorio. Reflexiones de un buen salvaje”. Se trata de una columna aguda, muchas veces desbordada de buen humor y erudición y no poco sarcasmo crítico, pero sin dejar de ser buen periodismo. Una apretada selección de esta columna ha sido publicada con el mismo nombre por la editorial Bisagra editores. El libro, prologado por el periodista argentino Federico Bianchini, esta dividido por temas como “Literatura salvaje”, “Lengua Salvaje”, “Historia salvaje”, “Huancayo salvaje”, etc. En algunas, como las de literatura, son semblanzas y retratos de escritores, pero bien sazonados; en otras, como las de historia, son más que curiosas, por ejemplo, la fundación de la plaza Constitución de Huancayo o el mismo escudo oficial que luce Huancayo, en realidad, escudo de Guacrapáucar, un curaca que se alió a los españoles para derrotar a los incas.
lunes, 4 de enero de 2010
Sabatorio en la República de Lima.
Sabatorio de un buen salvaje en HuancayoEn Huancayo, en el diario Correo, sábado tras sábado, durante seis años, el escritor Sandro Bossio, a galope de teclas, escribe una columna con el nombre de “Sabatorio. Reflexiones de un buen salvaje”. Se trata de una columna aguda, muchas veces desbordada de buen humor y erudición y no poco sarcasmo crítico, pero sin dejar de ser buen periodismo. Una apretada selección de esta columna ha sido publicada con el mismo nombre por la editorial Bisagra editores. El libro, prologado por el periodista argentino Federico Bianchini, esta dividido por temas como “Literatura salvaje”, “Lengua Salvaje”, “Historia salvaje”, “Huancayo salvaje”, etc. En algunas, como las de literatura, son semblanzas y retratos de escritores, pero bien sazonados; en otras, como las de historia, son más que curiosas, por ejemplo, la fundación de la plaza Constitución de Huancayo o el mismo escudo oficial que luce Huancayo, en realidad, escudo de Guacrapáucar, un curaca que se alió a los españoles para derrotar a los incas.
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