viernes, 29 de enero de 2010

Salinger. Q.E.P.D


La muerte de J.D. Salinger marcó el fin de una de las vidas más misteriosas de la literatura y crea aún más dudas sobre una de sus más grandes incógnitas: ¿El autor de ”The Catcher in the Rye” guardaba manuscritos inéditos en una caja fuerte en Nueva Hampshire? ¿Se trata de obras maestras, curiosidades o simples borradores?Su representante literario Phyllis Westberg, de Harold Ober Associates Inc., ha dicho que no tiene nada que comentar.Marcia B. Paul, que fue abogada de Salinger cuando el autor emprendió el año pasado un juicio para detener la publicación de una secuela de ”The Catcher in the Rye” (El guardián entre el centeno), no contestó las llamadas telefónicas que se le hicieron el jueves. Y el hijo de Salinger, Matt, dijo que las preguntas sobre el legado deberían dirigirse a Westberg.Las historias sobre un posible tesoro oculto de Salinger han rondado por muchos años. En 1999, un vecino de Nueva Hampshire, Jerry Burt, contó que el autor le había dicho años antes que había escrito al menos 15 libros que no habían sido publicados y que conservaba en una caja fuerte en su casa. Un año antes la autora y ex novia de Salinger Joyce Maynard escribió que Salinger mantenía un diario y que guardaba por lo menos dos novelas inéditas.Salinger murió el miércoles a los 91 años. Comenzó a publicar cuentos y relatos en la década de 1940 y se volvió la sensación en la década de1950 tras la publicación de ”Catcher in the Rye” , una novela que llevó a este autor receloso a una reclusión casi total. Su último libro ”Raise High the Roof Beam, Carpenters, and Seymour_an Introduction”, apareció en 1963 y su última obra publicada fue el cuento ”Hapworth 16, 1924”, que se presentó en la revista The New Yorker en 1965.Jay McInerney, un joven astro de la década de 1980 por su novela ”Bright Lights, Big City” no es fanático de Hapworth y escéptico sobre los presuntos manuscritos de la caja fuerte.”Creo que podría haber mucho ahí, pero no estoy seguro de que necesariamente sea lo que la gente espera”, dijo McInerney el jueves. ”''Hapworth'' no era una obra de ficción tradicional o excepcionalmente satisfactoria. Era un monólogo epistolario delirante prácticamente sin forma y deforme. Tengo la sensación de que su obra posterior está en ese tono”.El autor y editor Gordon Lish, que escribió en la década de 1970 una historia anónima que convenció a algunos de sus lectores de que se trataba de un original de Salinger, dijo que estaba ”seguro” de que había buenas obras encerradas en Nueva Hampshire. La novelista Curtis Sittenfeld, solía ser comparada a Salinger porque su novela ”Prep” se trataba simplemente de disfrutar la aventura.”­No veo la hora saberlo!”, dijo. ”En nuestro tiempo de autopublicidad desvergonzada es extraordinario y casi increíble pensar que alguien escriba en serio y de verdad sólo por escribir”.Algunas de las grandes obras de la literatura han sido publicadas después la muerte de los autores e incluso contra su voluntad, incluso novelas de Franz Kafka como ”El proceso” y ”El castillo” que el autor checo había ordenado destruir.Ya que se sabe tan poco sobre lo que Salinger hacía o no hacía hay mucho espacio para la especulación. McInernay dijo que una vieja amiga suya que conoció a Salinger le había dicho que el autor escribía principalmente sobre salud y nutrición. Lish contó que Salinger le dijo en la década de 1960 que escribía sobre la familia Glass, retratada en gran parte de sus obras.Pero las otras obras de Salinger podrían existir sólo en nuestros sueños, como el segundo volumen de ”Las almas muertas” de Nikolai Gogol, que el escritor ruso quemó poco antes de morir. La caja fuerte de Salinger también se podría convertir en algo como la novela corta de Henry James ”The Aspern Papers”, en la cual la búsqueda del narrador por las cartas de un poeta termina cuando le dicen que fueron destruidas.Margaret Salinger, la hija del escritor, escribió en una autobiografía publicada en el 2000 que su padre tenía un sistema de archivo preciso para sus escritos: una marca roja significaba que el libro podría ser publicado ”como está” si el autor moría. Una marca azul significaba que el manuscrito debía ser editado.”Hay una gran paz en el hecho de no publicar”, dijo J.D. Salinger al New York Times en 1974. ”Publicar es una terrible invasión a mi privacidad, me gusta escribir, amo escribir, pero escribo sólo para mí mismo y para mi propio placer”.

sábado, 23 de enero de 2010

Explosión literaria

Dicen que la idea de crear un sello editorial que sobrepase las fronteras del territorio huancaíno, nació coincidentemente el 24 de junio, Día del Padre, y que luego de darle vueltas y vueltas al asunto, decidieron fundarla con todas las de la ley meses después, que luego de ello, serían concientes de que no tendrían retroceder nunca, y menos rendirse jamás. Sus artífices: Juan Carlos Romero y Jorge Salcedo, jóvenes sociólogos, y aspirantes a ser escritores en una ciudad, que no reconoce esta profesión, pero que ellos han hecho de la literatura un tema sumamente serio con la aparición con el sello "Bisagra editores".Hasta la fecha, y poco menos de medio año, ya han publicado a más seis autores de probada calidad. "Las pequeñas editoriales se publican entre ellos no arriesgan, tienen ediciones que son rústicas, Juan Carlos me dijo hacer como ellos pero arriesgar un poquito más", nos comenta Jorge.Pero ¿Qué significaba arriesgar para ellos? "Invertir. Para publicar tenemos que invertir nosotros, eso es arriesgar" dice Juan Carlos. Y vaya que lo hicieron, porque nos confesaron que su sello editorial tuvo que correr con el gasto de su primera publicación, Se trata de "Sueños y ocho cuentos contra el resto del mundo", libro antológico, que recoge los cuentos de los ganadores y finalistas del primer concurso de cuento, organizado en el marco de la Primera Feria del Libro Zona Huancayo; aunque, también nos confiesan que, los cuentos no les convencieron.Cabe mencionar que inclusive arriesgaron con el último libro de su colección de narrativa "qué novelas o puro cuento" al publicar a un autor "canónico", enfatiza dice Jorge, como Miguel Gutiérrez, el del Grupo Narración, el de la novela "La violencia del tiempo", y que a estas alturas ya publica con la monstruosa editorial Alfaguara. Este joven sello editorial llegó a publicar un texto extraño, raro del autor: "Poderes secretos"; asimismo publicaron "Sabatorio", que recoge los mejores artículos periodísticos del escritor huancaíno Sandro Bossio Suárez, columnista de este suplemento.A estos autores se suman también los nuevos talentos, como Consuelo Arriola, José luis López, quienes han experimentado el trabajo completo que realiza una editorial seria, en el que incluyen, la corrección del texto, la difusión, búsqueda de mercados, presentación del libro, inscripción de ISBN o depósito legal; todo. "lo único que tiene que preocuparse el autor es escribir", resalta Jorge.Dicen que han ido muy apresuradamente, que ahora se han propuesto publicar un libro por mes, que luego de "Papeles inesperados" su colección de ensayo, implantarán otra de poesía, donde están detrás de escritores como Oswaldo Reinoso, Juliana Llamoja y Jaime Bravo; que aseguran que hay 'madera' en Huancayo, que les gustaría publicar al autor de "Rosario tijeras", y que por eso llegaron para quedarse, para seguir haciendo bulla con el abrir de las bisagras.

NOTA APARECIDA EN EL DIARIO CORREO DE HUANCAYO.

martes, 19 de enero de 2010

NUEVOS TÍTULOS DE BISAGRA-EDITORES



Bisagra Editores- en los próximos días anunciará la públicación de sus dos nuevos títulos, solo podemos adelantar que se trata de un nuevo volumen de la colección "qué novelas o puro cuento" y el primer libro que abrirá nuestra colección de poesía: "de cartón piedra"

martes, 12 de enero de 2010

MIRAR AL MUNDO CON LOS OJOS ABIERTOS


Por: Iván Thays

Parafraseando a Goya ("el sueño de la razón engendra monstruos") podríamos decir que no es la fantasía sino la realidad la que engendra terribles monstruos. Quizá no estaba tan equivocado el crítico (por lo general, muy versátil en el error) que consideró que la colección de relatos de Julie de Trazegnies Maldita sea era un libro de cuentos de horror. Pero no el horror fantástico sino aquel que nos enfrenta al más temible monstruo de la realidad que respira en nuestros oídos: la muerte. La muerte, ya sea directa o indirectamente, es la definitiva protagonista de cada uno de estos cuentos. Pero la autora no ha querido ver a la muerte como un enigma indescifrable; el enigma indescifrable somos los seres humanos. Por eso, la pregunta crucial a las que nos enfrentan sus relatos de manera terrible e insistente no es "¿Por qué morimos?" sino "¿Quiénes somos?" o más precisamente "¿Quiénes somos nosotros, los que vamos a morir tarde o temprano?"

Hay dos cuentos paradigmáticos en ese sentido, las dos puntas de la misma línea, que funcionan a manera de espejo. El primero, titulado "Sin retorno" (una de las historias más perturbadoras que he leído últimamente), presenta a una mujer que de un momento a otro pierde su identidad. Ella ha ido de viaje con su esposo luego de la pérdida de un hijo, tratando de recuperar la relación o de despedirse adecuadamente, pero las cosas no parecen estar funcionando. En un momento, aligerada por el vino, la protagonista no soporta la presión y empieza a vagar por la ciudad desconocida. Y de pronto, la desconocida es ella. Nadie parece recordarla, ni los empleados del hotel ni su propio esposo. Ha perdido la conexión con la vida, pero sigue viva. Abandona su identidad pero no a cambio de otra, sino de ninguna. El segundo cuento, el otro extremo de la línea, se titula "Un día de locos" y presenta ahí a una mujer que es acosada por un sujeto quien, a pesar de su rostro amable, no deja de hacerla sentir perseguida. Intenta perderlo en una estación de metro pero el hombre no es fácil de despistar. Rendida, pide ayuda a los demás, pero nadie la ayuda. Al contrario, todos parecen estar a favor del perseguidor. Al final, termina aceptando que aquel extraño la atrape y la conduzca a su propia casa. En el primero, ella es extraña para los demás; en el segundo, los extraños son los otros. Así oscila el péndulo de Julie de Trazegnies. Quien quiere ver en esto cuentos fantásticos sin duda se equivocará. Los monstruos más terribles y las pesadillas en que existen, ya está dicho, nacen de la realidad. Y debemos admitir que no existe nada más real que la muerte. Incluso el cuento "Maldita sea" que le da título al conjunto, y que podría leerse como una versión extendida de "Casa Tomada" de Julio Cortázar, no es propiamente fantástico. Se trata de una casa "maldita" en la cual las parejas terminan siempre separándose. Una pareja joven desoye las advertencias y se instala ahí. Pronto, la casa empieza a ejercer su naturaleza y termina por destruirlos. Con el deseo de venderla y repartirse el dinero, los esposos recién separados hacen la ficción de estar juntos y felices, pese a la maldición, delante de los posibles compradores. No convencen a nadie. Ni a ellos mismos, que poco a poco van convirtiendo la ficción en realidad y vuelven a amarse. Pero la casa, ya se sabe, es infatigable y, como el amor en aquella tristísima canción de Joy Division, los destruirá de nuevo. La impresión que nos deja el cuento es que esa casa siempre vencerá. Y es que la casa es la vida misma y, por tanto, la muerte. Todos vivimos dentro de esa casa maldita, parece decirnos Julie de Trazegnies, todos tarde o temprano tendremos que asumir la "maldición" y jamás lograremos escapar de ella, ya sea amándonos de verdad o fingiendo que nos amamos.

Por lo pronto, ninguno de los personajes de Maldita sea logra escapar. Pero cada uno sucumbe a su manera. Hay dos relatos especialmente conmovedores (además del antes mencionado, "Sin retorno") que convierten este libro en una obra imprescindible para todos los que quieren ver a un escritor enfrentando los demonios que lo acosan sin más armas que la ficción y una honestidad consigo mismo poco frecuente en los narradores jóvenes. Ambos relatos tienen, además, vínculos en común, lo que no es extraño porque en este libro -como en todos los libros que realmente valen la pena- las conexiones invisibles son más significativas que las obvias.
Uno de ellos, "Un problema de conciencia" relata el viaje a la casa de playa de la protagonista junto con su esposo S. y su hijo. Nada parece estar mal, salvo que el niño se despierta en mitad de la noche y ella va a calmarlo. Un rato después, el niño arremete. Ahora será S. el encargado de hacerlo dejar de llorar. Eventualmente, la narradora despierta avanzada la noche y descubre que S. no está en la casa. Lo busca por todos lados y no logra hallarlo. Sus cosas están intactas, el auto no ha sido movido, el niño duerme. No hay explicación. Hacia el final de la noche, lo siente llegar y se aferra a su mano para no perderlo. Al amanecer, sin embargo, S. ha vuelto a desaparecer. "Lo único que pude comprender es que S. no estaba más" finaliza el cuento. El otro relato intenso es el titulado "Mala noche". Otra vez los protagonistas son una pareja de esposos y la hija menor de edad, Mía. Empieza la historia con una pesadilla de ella, en la que Mía ha desaparecido. La angustia al despertar apenas se atenúa al observar que Mía duerme tranquila en su dormitorio. "Es increíble como los sueños pueden sentirse tan reales" piensa ella. Luego, convence a su esposo para viajar los tres a República Dominicana. Y ahí, en medio del paraíso tropical, Mía desaparece realmente. Hacen hasta lo imposible por encontrarla, y cada hora que pasa es menos probable que la hallen. El relato ya es tremendo desde la historia misma, la descripción de esas horas tensas, la soledad de la narradora que sabe que esta vez no despertará. Pero hacia el final, la última frase, le da un giro extraordinario que lo convierte en inolvidable: "Poco a poco, dejé caerme en el suelo, apoyada contra la pared del baño. Ahí me quedaría, sin saber. Ahí me quedaría hasta que Mía viniera a buscarme".

Es obvio que las historias repiten una y otra vez los mismos mecanismos y las mismas interrogantes. Menos obvio es descubrir de qué manera esa repetición no es caprichosa sino necesaria. Es un loop insistente que nos acosa, que no nos permite levantar la cabeza del libro y huir hacia el presente y sus cuentas de colores, su felicidad destituida, su temor a la muerte. Lo que Maldita sea nos cuenta es nuestra propia historia, y podríamos no darnos cuenta. Pensamos que nunca nos ocurrirán ciertas cosas, confiamos que un día llegaremos a ver a la muerte como un alivio, queremos creer en la vida como una sucesión de colores y felicidad en la que nosotros siempre seremos los mismos, inmutables. Pero eso es una utopía. Tarde o temprano, S. se irá para siempre, sin avisar. Y nosotros, todos nosotros, no somos sino un retrato de aquella mujer agachada en el baño esperando que una niña (una niña simbólicamente llamada "Mía" además) nos venga a rescatar y nos diga qué y quiénes somos en un mundo que no comprendemos.

El segundo cuento del conjunto, "La espera", es el más ambicioso de todos. De Trazegnies ha intentado unir la muerte y el nacimiento en 16 páginas. El mismo día en que la protagonista se entera que está embarazada de Maya, descubre que el padre de su esposo está a punto de morir. El marido es incapaz de responder con afecto o felicidad al embarazo de su esposa, está demasiado inmerso en el dolor de su familia. En realidad, no ha logrado hacer su propia familia, no ha cortado el cordón umbilical que la ata a ella, mientras su esposa (quien afirma al comienzo del relato nunca haber sido unida a su propia familia) lo que le ofrece es una familia propia, un acta de nacimiento que él no está dispuesto a asumir. Otra vez el problema de la identidad expuesto como algo irremediable. El marido no es nada sin su padre, y eso lo entiende ella demasiado tarde, para su decepción. Mientras tanto la protagonista, que nunca tuvo a nadie, ahora al fin adquiere sentido con el nacimiento de Maya. Pero al ver a su suegro tan enfermo y necesitado de auxilio como un niño, en el cuento (como en la mayoría) aparece otra vez una premonición: "Me estremeció descubrir cómo se parecía el comienzo de la vida a su final de una forma tan cruel". En efecto, mientras la vida del suegro va extinguiéndose, la vida de la no nacida Maya también corre peligro. Al final, serán dos muertes las que ella tiene que sobrellevar. Participa a la distancia de la muerte del hombre que representó para su padre la identidad y el fiel de la balanza. Pero de la muerte de su hija participa de manera absoluta: Maya está muerta en el vientre y debe producirse contracciones y parirla muerta. Se atreve, una locura, una osadía, a tomarse una foto con aquella niña muerta que se parece al mismo tiempo a ella y al esposo. La escena es terrible, el esposo no entiende por qué lo ha hecho. "Tienes que haberte vuelto loca" le dice. Pero: ¿Qué es estar loco? ¿Qué es la cordura en un mundo lleno de dolor, de muerte, de presencias invisibles? ¿Llorar la muerte de un hombre que vivió más de 70 años es estar más cuerdo que llorar la de una niña que nunca nació? Si al final la muerte es la misma, lo único real y concreto, lo único seguro que nos llegará, y esa es lo única enseñanza que nos deja la vida. Solo que tratamos de no entenderla. Nos hemos cegado. Pero quien ha vivido la muerte de cerca, quien ha parido la muerte literalmente, como la narradora de "La espera", sí ha aprendido la lección y entiende qué es la vida mejor que cualquiera, porque ha entendido qué es la muerte. "La vida nos arrastra de muchas maneras que no podemos controlar pero, a pesar de todo, yo siempre sería una madre que había tenido una hija" dice al final del cuento. No hay amargura sino sabiduría en esa frase. Y es que Julie de Trazegnies ha escrito un libro profundamente sabio y sincero. No ha convocado a los fantasmas, ni exorcizado ningún dolor, sino que se ha enfrentado a la vida misma sin temor, con los ojos abiertos. Lo ha hecho por nosotros, los lectores. Y al hacerlo nos ha desafiado. Y nosotros seríamos unos ciegos, o unos necios, si no aceptáramos ese desafío y sus impredecibles consecuencias.

Fuente: trazegnies

Todo lo que usted siempre quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock


Reseña:

Si hay un autor cuyo nombre sintetiza el placer interpretativo de ´´hacer extraño´´ el contenido más trivial, éste es Hitchcock. Como fenómeno teórico del que hemos sido testigos en las últimas décadas un incesante flujo de libros, artículos, cursos universitarios, mesas redondas, Hitchcock es un fenómeno ´´posmoderno´´ por excelencia. El mismo se basa en la extraordinaria transferencia que su obra pone en marcha. Para los verdaderos aficionados a Hitchcock, todo significa algo en sus películas, la trama aparentemente más sencilla encubre inesperadas exquisiteces filosóficas. Esa actitud es simplemente un signo de la relación transferencial en la que Hitchcock funciona como ´´sujeto supuesto saber´´. En este libro no se trata de interpretar ´´laconianamente´´ las películas de Hitchcock sino de iluminar e ilustrar algunos conceptos lacanianos a partir de esas películas. Lacan con Hitchcock. El espectador-lector hará su crítica al programa propuesto.

La pifia a Vargas Llosa


Por: César Hildebrandt

El abucheo a Mario Vargas Llosa en Santiago, Chile, es el cierre del círculo y el final de la jornada.

Durante todos estos años el novelista ha pretendido mantenerse en una línea de centro aunque sus opiniones estuviesen más cerca de la derecha y sus iras se dirigiesen invariablemente en contra de todo aquello que pudiese contrariar al establecimiento.

Brillante para jugar a las escondidas, Vargas Llosa logró en los últimos tiempos mantener, en España por ejemplo, una reputación de moderado.

Pero ese viaje del peregrino engañoso acaba de terminar.

El apoyo explícito, entusiasta y compadreril de Vargas Llosa a Sebastián Piñera acabó con el carnaval de las máscaras.

Y las pifias de ayer, provenientes de partidarios del gobierno de Bachelet –es decir de socialdemócratas más bien tibios- confirman que ya no sólo en el Perú, donde las pasiones domésticas pueden distorsionarlo todo, sino en crecientes sectores de la región, el papel de Vargas Llosa es visto como el de un funcionario del sistema de dominación y engaño que se ha instalado en el mundo desde 1980.

Vargas Llosa no necesitaba apoyar a Piñera. Digamos que bastaba con continuar prestando su respaldo a la Concertación para cumplir con el rito de no atizar ningún fuego.

Al fin y al cabo, nada más moderado y reflexivo que la Concertación. Ningún servicio mejor prestado que el que le ha hecho el socialismo chileno posallendista a la españolizada transición chilena.

Porque si España tuvo a un González Chile tuvo necesidad de cuatro. Y cada uno de ellos ha cumplido, con placer como en el caso de Frei o con reticencias como en el caso de Lagos, su rol de contención.

De modo que apoyar a Piñera es una manera ruidosa de romper con el centro y apostar por el reaganismo andino –que eso es, si la abreviatura es permitida, el señor candidato de la vieja y sanguinaria derecha chilena-.

Hace poco dijimos en esta columna que Vargas Llosa terminaría –era una figura un tanto impía, lo admitimos- pensando como su padre y escribiendo como su hijo.

Lo primero se está cumpliendo. Lo segundo, felizmente, no. Vargas Llosa sigue brillando como prosista. Pero cuando dijimos lo que dijimos no nos referíamos al estilo y a la estética, sino al fondo, a los contenidos.

El salto de Vargas Llosa desde el difícil equilibrio hasta el clavado olímpico en la piscina de la derecha latinoamericana es una vuelta de tuerca decisiva en su evolución.

Comunista de célula, sartreano curioso, castrista declarado, excastrista en nombre de la libertad, camusiano converso, conservador belaundista en los 80, antisartreano hasta la difamación en los 90, aldea-globalista al arrancar el milenio, cronista que contempla todos los matices en muchos de sus artículos, antiindigenista rivaagüerino, aldeaglobalista cada vez más entusiasta, Vargas Llosa ha terminado este largo y quizá muy explicable viaje en las sentinas de una nave que zarpó del Callao en los años 50.

La derecha, con sangre en las manos y pólvora siempre a mano, ha terminado de reclutar a su más eximio espadachín. Que le aproveche.

Construyéndole un museo a Alan García y patrocinando a Sebastián Piñera, Vargas Llosa demuestra por qué el Fredemo –el frente que lideró en 1990- tuvo en Francisco Pardo Mesones a su mayor representante.

Fuente: La Primera

lunes, 11 de enero de 2010

A 50 años de la muerte de Albert Camus


Por: Luis de la Paz

En varios lugares del mundo, pero sobre todo en Francia, se ha estado conmemorando la fecha luctuosa del 50 aniversario de la muerte, por accidente automovilístico, del escritor Albert Camus, ocurrida en Le Petit-Villeblevin, Borgoña, el 4 de enero de 1960.

Camus había nacido en Mondovi, en la actualidad parte del territorio Argelino, el 7 de noviembre de 1913. Su madre, Catalina Elena Sintes, era analfabeta y casi sorda, mientras su padre, Lucien Camus trabajaba en una finca vitivinícola, hasta que fue enrolado en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, falleciendo en 1914, como consecuencia de las heridas recibidas en combate.

Su vida estuvo marcada por realidades familiares, personales y sociales que incidieron directamente en el curso de su vida. Al graduarse de bachillerato, obtiene un diploma de estudios superiores en filosofía, pero la tuberculosis le impide participar en el examen de licenciatura. Aún así, comienza desde muy joven su labor como escritor, siendo la revista Sud, la publicación donde aparecieron sus primeros textos, en 1932, cuando contaba con 19 años de edad.

Su labor como reportero le permitió conocer muchos sitios importantes de Europa. De esos peregrinajes trata su libro Bodas, aparecido en 1939, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes. Para 1940 se establece en París, donde se integra a la redacción del periódico Paris-Soir. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue miembro activo de la resistencia francesa y director de la publicación clandestina Combat.

Albert Camus, el gran escritor, el autor que recibió en 1957 el Premio Nobel de Literatura, trasciende con El extranjero (1942), una de sus más desgarradas narraciones y muy probablemente su obra maestra. El primer párrafo de la novela, en el mejor ejemplo literario de un texto frío e inexpresivo: “Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer”. La indiferencia e insensibilidad del personaje ante tan tremendo hecho, hiela al lector, que se adentra en una novela asombrosa y brillante en su redacción.

Además de narrador, Camus fue ensayista y dramaturgo. Tres hechos significativos marcaron a su generación, la guerra mundial, la propia guerra de Argelia y el existencialismo como motor impulsor de la cultural. Parte importante de la obra de Camus tiene como eje esos derroteros. En el libro de ensayo El mito de Sísifo, aparecido también, como El extranjero, en 1942, se analiza la influencia del absurdo y el existencialismo. Camus expone sus ideas sobre estos temas, manejando y analizando variantes como El absurdo y el suicidio, Los muros absurdos, La libertad absurda, entre otros capítulos memorables, como el propio que le da título al libro y La esperanza y lo absurdo en la obra de Frank Kafka. También en la corriente existencialista está su obra de teatro Calígula (1945) y la novela La peste (1947).

Otras obras destacadas de Albert Camus son La caída (1956), El hombre rebelde (1951), Estado de sitio (1948) y El exilio y el reino (1957). Póstumamente aparecieron otros trabajos suyos, sobresaliendo El primer hombre (1994), novela en la que trabajaba cuando murió.

A pesar de la corriente existencialista de su época, y las diferencias con Jean-Paul Sartre, la cabeza del movimiento de vanguardia, la obra de Camus se ensancha y alcanza otras márgenes más amplias, trascendiendo su época y las circunstancias que le rodearon. La profunda mirada que Camus lanzó sobre la moral de los años de la guerra y la posguerra, las angustias contenidas de sus personajes y el desencanto, han hecho de este escritor uno de los más importantes del pasado siglo XX.

Los homenajes que se han estado realizando en su honor, incluyen documentales sobre su vida y obra, programas especiales sobre su figura. Su hija, Catherine, publicó Albert Camus, solitaire, solidaire, un álbum de fotos y recuerdos familiares. Otros libros biográficos de reciente aparición son Camus, une passion algérienne, de Stéphane Babey y Albert Camus: fils d`Alger, de Alain Vircondelet. Merecido homenaje a uno de los grandes de la literatura universal.

Fuente: Diario Las Américas

sábado, 9 de enero de 2010

Reseña de Poderes Secretos

POR: GABRIEL RUIZ -ORTEGA

A fines del 2009 se presentó en la Casona de San Marcos la reedición, a cargo de la editorial huancaína Bisagra Editores, de PODERES SECRETOS, el “polémico” libro transgénero de Miguel Gutiérrez.
Recuerdo que lo devoré a inicios de los 2000 en la biblioteca del ICPNA, del centro de Lima. Este fue el segundo libro de Gutiérrez que leí, lo hice inmediatamente después de haber pasado seis horas diarias, durante ocho días, devorando LA VIOLENCIA DEL TIEMPO. (Por cierto: no me gustaba acudir a esa biblioteca, pero lo hacía porque la bibliotecaria me tenía obsesionado: alta (casi de mi talla), inteligente y con carácter, su rostro ahora me recuerda al de Tina Fey.)
Como en toda relectura, uno queda con una nueva visión del asunto: ya no lo tomo como un libro peligroso – en realidad nunca lo fue-, tal y como se decía de él en las mesas de los bares y algunos salones universitarios, puesto que se le consideraba un abierto sacrilegio a la figura del Inca Garcilaso de la Vega, en el que se detallaba, entre otras cosas, la existencia de una secta dedicada a regir los destinos culturales de Perú.
Estamos ante el mapa –susceptible de ser alterado- de lo que podría ser un gran Best Seller: uno de corte de histórico y político, ambientado en principio a fines del siglo XVI, en el que se especularía sobre la autenticidad de HISTORIA OCCIDENTALIS de Blas Valera y de las circunstancias que llevaron a Garcilaso escribir los COMENTARIOS REALES, en la que La Orden de Jesús, cuándo no, también tendría un solapado y sangriento protagonismo. Y siglos después, en pleno XX, nos toparíamos con una organización consagrada a la figura de Garcilaso, que haría gala de una omnímoda influencia en nuestro devenir intelectual y político, la que estaría en apuros al enterarse de la posible existencia del verdadero manuscrito de Valera, que en caso de comprobarse de ser genuino, dejaría sin fundamento todo el poder que esta ha ejercido por décadas. En vista del peligro, la organización convocaría a un historiador esmerado, que tendría la misión de examinar el manuscrito, sin saber que su vida y sus sueños académicos estarían condicionados a dejar satisfechos sí o sí a los garcilasistas…
Creo que aún no se ha dicho, y si ya se dijo, pues no lo escuché (o leí): PS es un libro metaliterario. No tengo duda alguna de ello. En la primera parte tenemos la exposición de “un escritor” sobre el Inca Garcilaso de la Vega y Blas Valera. En la segunda, “este escritor” explica cómo sería el argumento de su novela titulada “Poderes secretos”. O sea, estamos ante un discurso sobre los mecanismos internos de la ficción.
Como el día de la presentación, para variar, llegué tarde, solo pude escuchar las palabras de Miguel Gutiérrez. El autor hizo énfasis en su admiración por Garcilaso de la Vega, pero que ante todo era un escritor con la libertad de poder especular.Indefectiblemente PS no es lo mejor de Gutiérrez, pero es también una irrefutable muestra de su inmenso talento, envidiable imaginación y voracidad lectora.

viernes, 8 de enero de 2010

TRAMPAS PARA INCAUTOS- Yevina Fernández



Los relatos que conforman Trampas para incautos están marcados por el aliento de la perplejidad. En ellos es posible rastrear las esperanzas y temores que embargan a sus protagonistas, enfrentados entre los peligros de la cotidianidad.

Dueña de una mirada peculiar, en la que se fusionan la ingenuidad y la violencia interior, Yeniva Fernández nos conduce por los senderos del azar y los sueños, en pos de los mundos paralelos, en una suerte de escape o refugio, que solo una narradora de fuste como ella puede llegar a concebir.

miércoles, 6 de enero de 2010

LOS LIBROS QUE MÁS IMPACTARON EN EL 2009.


LITERATURA 2009


Por: Jorge A. Salcedo. Ch.


Hay que ser sinceros; el 2009, tal vez, ha sido el año de menor producción literaria de la década. No hubo cantidad, pero sí, afortunadamente, calidad. De ese modo, la lista que sigue a continuación es una selección de los libros que, considero, han destacado por originalidad, riesgo, y logrado nivel estético.

1. La palabra del mudo. TOMO I Y II (Seix Barral) de Julio Ramón Ribeyro: Esta edición definitiva de una obra clásica de las letras hispanoamericanas, es, sin duda alguna, el libro del año. En La palabra del mudo encontraremos reunidos casi un centenar de relatos de nuestro mayor cuentista: Julio Ramón Ribeyro. Desde “La vida gris”, su primer cuento publicado en 1949, (un texto que resumiría toda el arte poética de Ribeyo); hasta “Surf”, un hermoso relato hasta ahora inédito y escrito el 26 de julio de 1994, meses antes de su fallecimiento.


2. Antología íntima. 40 años de historias (Casatomada) de Carlos Calderón Fajardo: Otra estupenda selección que comprende 40 años de oficio de una de las figuras más emblemáticas de los actuales escritores peruanos. Antología íntima, es un volumen que reúne acertadamente cuentos del autor aparecidos en revistas de los años sesenta hasta inéditos publicados en antologías en Perú, Alemania, y Francia.


3. La paz de los vencidos (Alfaguara-BCR) de Jorge Eduardo Benavides: Con esta obra Jorge Eduardo Benavides ganó el Premio de Novela Corta BCR-2009. Benavides nos tenía acostumbrados a relatos políticos arbóreos como “Un millón de soles” o “El año que rompí contigo”, sin embargo, con “La paz…” el autor cambia totalmente de registro y sale bien librado del experimento entregándonos el diario de un exiliado peruano en España.


4. Los olvidados (no los de Buñuel, los míos) (Estruendomudo) de Rossana Díaz Costa: Un muy buen libro de cuentos de una de las escritoras jóvenes más importantes de nuestro país. Los olvidados contiene los textos “La lucha contra el estornino” o “Achtung Andalucía”, cuentos finalistas del Premio Copé en años anteriores.


5. Ayuda por teléfono y otros cuentos (Tierra Nueva) de Juan Carlos Bondy: Otro libro de cuentos muy logrado del autor que podría considerarse la revelación del año: Juan Carlos Bondy. Es más, de los cinco relatos que comprende “Ayuda por teléfono…” tres fueron galardonados con el Premio Copé. Definitivamente, nivel estético y técnico garantizado.


6. Poderes secretos (Bisagra-Editores) de Miguel Gutiérrez: Me van acusar de tener preferencias, pero igual, me voy a arriesgar. Y es que sería imposible dejar fuera de este recuento a “Poderes secretos”, un libro original, híbrido de ensayo y novela policial. Un “Código da Vinci” pequeñito, un texto que nos implica con logias y conspiraciones históricas donde incluso está involucrado el Vaticano. Un libro imprescindible de uno de los autores canónicos de las letras hispanoamericanas: Miguel Gutiérrez.


7. Segunda persona (Mesa Redonda) de Selenco Vega: Otra novela galardonada, esta vez, con el Premio de la Cámara Peruana del Libro -2009. En “Segunda persona” el poeta y narrador Selenco Vega explora la intimidad de un personaje inquietante con un lenguaje circular y sofisticado.


8. El rey siempre está por encima del pueblo (Planeta) Daniel Alarcón: Alarcón es un narrador correcto, muy profesional; y en este libro, demuestra porque es considerado una las voces más interesantes de la nueva narrativa tanto peruana como norteamericana.


9. Libro de oro. Obras ganadoras de las Bienales de Cuento “Premio Copé” (1979-2008) (Ediciones Copé)-Antología: El Premio Copé es el concurso literario más importante, de mayor convocatoria y poder consagratorio del país. Por ese motivo este libro es una magnífica colección de todas las narraciones galardonadas en este concurso en las quince Bienales de Cuento desde 1979. Así, en el “Libro de oro” podemos disfrutar desde “La muerte del doctor Octavio Aguilar” de Wáshintong Delgado, hasta “Relámpago inmóvil” de Pedro Ugarte, Premio Copé Internacional 2008.


10. Pájaros en la boca (Estruendomudo) de Samanta Schweblin: Aunque este libro pertenece a una narradora argentina, y la selección es obviamente de autores peruanos, me resultaría imposible no mencionar este texto Premio Casa de las Américas 2008. “Pájaros…” es, en palabras de Mario Bellatin, “…un texto literario donde están contenidas todas las demás artes…”. Comparto la opinión.

lunes, 4 de enero de 2010

Sabatorio en la República de Lima.

Biblioteca breve


Sabatorio de un buen salvaje en HuancayoEn Huancayo, en el diario Correo, sábado tras sábado, durante seis años, el escritor Sandro Bossio, a galope de teclas, escribe una columna con el nombre de “Sabatorio. Reflexiones de un buen salvaje”. Se trata de una columna aguda, muchas veces desbordada de buen humor y erudición y no poco sarcasmo crítico, pero sin dejar de ser buen periodismo. Una apretada selección de esta columna ha sido publicada con el mismo nombre por la editorial Bisagra editores. El libro, prologado por el periodista argentino Federico Bianchini, esta dividido por temas como “Literatura salvaje”, “Lengua Salvaje”, “Historia salvaje”, “Huancayo salvaje”, etc. En algunas, como las de literatura, son semblanzas y retratos de escritores, pero bien sazonados; en otras, como las de historia, son más que curiosas, por ejemplo, la fundación de la plaza Constitución de Huancayo o el mismo escudo oficial que luce Huancayo, en realidad, escudo de Guacrapáucar, un curaca que se alió a los españoles para derrotar a los incas.

viernes, 1 de enero de 2010

10 PERUANOS...

Las obras narrativas de la última década





Por: Gustavo Faverón.


Imponer el número 10 como límite trae consecuencias indeseables: podría haber cabido en esta lista algún libro de Jorge Eduardo Benavides, Fernando Ampuero, Luis Hernán Castañeda, Fernando Iwasaki u Oswaldo Reynoso (pienso en El goce de la piel), etc.Los diez que he elegido están dispuestos en orden estrictamente cronológico.


La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa (2000). En Conversación en La Catedral, Vargas Llosa ensayó algo peculiar: una novela de dictadura sin la presencia del dictador, transformado en el ubicuo fantasma detrás de todas las historias, privadas o públicas. En La fiesta del chivo el corazón de las tinieblas es el tirano, siempre visible, pero también la capacidad del autoritarismo de metamorfosearse bajo apariencias menos evidentes. Gran novela, de las mejores en el subgénero, quizá la más perdurable de las letras peruanas en la década.



La disciplina de la vanidad, de Iván Thays (2000). No sé si alguien ha hecho notar lo semejante que es la estructura de esta novela a la estructura de un blog: recortes, citas, alusiones, textos mínimos entre los que se van estableciendo casi invisiblemente una trama y un tejido que es más emocional e intelectual que argumental; si a eso le sumamos que uno de los elementos conciliatorios de La disciplina de la vanidad, en tanto novela-ensayo, es la recurrencia del tema (y los síntomas) del fetichismo de la literatura y los hacedores de literatura, entonces se explica por qué, pocos años después de publicado el libro, su autor se había establecido ya como el más leído y comentado blogger literario en lengua española. Quizá esta sea la mejor novela peruana de mi generación.

El mundo sin Xóchitl, de Miguel Gutiérrez (2001). Miguel Gutiérrez, que ha concluido la década con una novela acartonada, de pobre estilo y personajes que se desmoronan a la primera mirada (Confesiones de Tamata Fiol), la inauguró en el 2001 con uno de sus libros más interesantes: El mundo sin Xóchitl, las memorias de un anciano que, en sus últimos días, recuerda con nostalgia el amor incestuoso por Xóchitl, la hermana ahora ausente. (A propósito: ¿dónde estuvieron entonces los críticos que luego lapidaron a Claudia Llosa por incluir el incesto en Madeinusa?).


La casa del cerro El Pino, de Óscar Colchado Lucio (2003). El cuento que da título al libro, y con el cual Colchado ganó en el 2002 el prestigioso premio Juan Rulfo de narración breve, debe de ser una de las ficciones más originales escritas en el Perú sobre el asunto de la violencia política. Como en otras obras del ancashino, el rasgo más fascinante es la convivencia de una estructura narrativa experimental y arriesgadamente moderna con un contenido ideológico andino de raís mítica.

Casa, de Enrique Prochazka (2004). Prochazka elige filosofar bajo la forma de la narración y sin embargo sus textos son no sólo densamente reflexivos sino también hechos de tantos vericuetos argumentales como los que ostenta la fantástica casa que da título a la novela. Uno lee la historia con la curiosa impresión de que la próxima puerta abrirá el dormitorio de Wittgenstein, el estudio de Feyeraben o el delirante gabinete de Friedrich Nietzsche.


War by Candlelight, de Daniel Alarcón (2005). Han pasado sólo cuatro años desde que Daniel Alarcón publicó su primer libro, una colección de cuentos originalmente escrita en inglés y que pronto vio dos distintas ediciones (con dos distintas traducciones) en español: Guerra en la penumbra y, más apropiadamente, Guerra a la luz de las velas. En esta media década, Alarcón se ha vuelto un nombre familiar y una presencia repetida en el Perú, donde ya resulta irrelevante preguntarse si es un escritor propio o extraño. War by Candlelight debe ser el más consistente de sus libros: narraciones sensibles y sagaces sobre coyunturas extremas de la vida urbana contemporánea.

Travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa (2006). Recibida con dudas y murmuraciones, y pienso que muy injustamente tomada como una fantasía machista, esta novela de Vargas Llosa, entretejida como contrapunto a Madame Bovary y La educación sentimental (dos libros que releí el mes pasado), es la más fascinante saga amorosa de la narrativa peruana, la historia de un amor mil veces negado, mil veces contrariado, traicionado y malherido, entre cuyas páginas se cuentan también, con nostalgia, los hitos centrales en la educación social y política de su narrador, a lo largo de medio siglo.

El fondo de las aguas, de Peter Elmore (2006). Iván Thays (como yo) eligió esta novela de Peter Elmore entre sus cinco libros favoritos del 2006, y justificó su selección, en El Mercurio de Chile, con este párrafo: "Uno de los fenómenos más interesantes es aquel que llamo Alphavilles peruanas, que consiste en crear ciudades apocalípticas, muchas inspiradas en la propia Lima. La obra más lograda de este género es esta novela estupenda que, a través de referencias a obras consagradas, y de género (policial y hasta gótico), construye una metáfora sobre la marginalidad y la corrupción pero también la reconciliación a través de la memoria".


El susurro de la mujer ballena, de Alonso Cueto (2007). La novela que terminó de consolidar la fama internacional de Alonso Cueto fue, si la memoria no me traiciona, la primera en la década en que su autor se alejó de los temas políticos o sociales y se internó de lleno en una historia personal, resucitando de paso el talento para la construcción de personajes femeninos que ya había mostrado desde sus primeros cuentos. El susurro de la mujer ballena es una historia dramática escrita en clave de modesta reflexión y con perfil bajo: una novela sencilla, sentimental, pero a la vez feroz en sus observaciones sobre los puntos en que el calculado ajedrez de las relaciones personales en la clase media burguesa se quiebra y estalla brutalmente

La iluminación de Katzuo Nakamatsu, de Augusto Higa (2008). La literatura peruana no está demasiado acostumbrada a la aparición de narraciones como esta nouvelle de Higa, alucinada, personalísima, guiada por el olor del desvarío y la intuición de la locura, y que, en sus poquísimas páginas, es capaz de nuclear un relato anecdótico de inmensa tristeza con los delirios de una visión pesimista sobre la xenofobia, el rechazo al otro, la dificultad de los descendientes de migrantes para ingresar y mantenerse dentro de la sociedad todavía ajena en la que habitan.