Por: Luis de la Paz
En varios lugares del mundo, pero sobre todo en Francia, se ha estado conmemorando la fecha luctuosa del 50 aniversario de la muerte, por accidente automovilístico, del escritor Albert Camus, ocurrida en Le Petit-Villeblevin, Borgoña, el 4 de enero de 1960.
Camus había nacido en Mondovi, en la actualidad parte del territorio Argelino, el 7 de noviembre de 1913. Su madre, Catalina Elena Sintes, era analfabeta y casi sorda, mientras su padre, Lucien Camus trabajaba en una finca vitivinícola, hasta que fue enrolado en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, falleciendo en 1914, como consecuencia de las heridas recibidas en combate.
Su vida estuvo marcada por realidades familiares, personales y sociales que incidieron directamente en el curso de su vida. Al graduarse de bachillerato, obtiene un diploma de estudios superiores en filosofía, pero la tuberculosis le impide participar en el examen de licenciatura. Aún así, comienza desde muy joven su labor como escritor, siendo la revista Sud, la publicación donde aparecieron sus primeros textos, en 1932, cuando contaba con 19 años de edad.
Su labor como reportero le permitió conocer muchos sitios importantes de Europa. De esos peregrinajes trata su libro Bodas, aparecido en 1939, un conjunto de artículos que incluían reflexiones inspiradas por sus lecturas y viajes. Para 1940 se establece en París, donde se integra a la redacción del periódico Paris-Soir. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue miembro activo de la resistencia francesa y director de la publicación clandestina Combat.
Albert Camus, el gran escritor, el autor que recibió en 1957 el Premio Nobel de Literatura, trasciende con El extranjero (1942), una de sus más desgarradas narraciones y muy probablemente su obra maestra. El primer párrafo de la novela, en el mejor ejemplo literario de un texto frío e inexpresivo: “Hoy ha muerto mamá. O quizás ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizás haya sido ayer”. La indiferencia e insensibilidad del personaje ante tan tremendo hecho, hiela al lector, que se adentra en una novela asombrosa y brillante en su redacción.
Además de narrador, Camus fue ensayista y dramaturgo. Tres hechos significativos marcaron a su generación, la guerra mundial, la propia guerra de Argelia y el existencialismo como motor impulsor de la cultural. Parte importante de la obra de Camus tiene como eje esos derroteros. En el libro de ensayo El mito de Sísifo, aparecido también, como El extranjero, en 1942, se analiza la influencia del absurdo y el existencialismo. Camus expone sus ideas sobre estos temas, manejando y analizando variantes como El absurdo y el suicidio, Los muros absurdos, La libertad absurda, entre otros capítulos memorables, como el propio que le da título al libro y La esperanza y lo absurdo en la obra de Frank Kafka. También en la corriente existencialista está su obra de teatro Calígula (1945) y la novela La peste (1947).
Otras obras destacadas de Albert Camus son La caída (1956), El hombre rebelde (1951), Estado de sitio (1948) y El exilio y el reino (1957). Póstumamente aparecieron otros trabajos suyos, sobresaliendo El primer hombre (1994), novela en la que trabajaba cuando murió.
A pesar de la corriente existencialista de su época, y las diferencias con Jean-Paul Sartre, la cabeza del movimiento de vanguardia, la obra de Camus se ensancha y alcanza otras márgenes más amplias, trascendiendo su época y las circunstancias que le rodearon. La profunda mirada que Camus lanzó sobre la moral de los años de la guerra y la posguerra, las angustias contenidas de sus personajes y el desencanto, han hecho de este escritor uno de los más importantes del pasado siglo XX.
Los homenajes que se han estado realizando en su honor, incluyen documentales sobre su vida y obra, programas especiales sobre su figura. Su hija, Catherine, publicó Albert Camus, solitaire, solidaire, un álbum de fotos y recuerdos familiares. Otros libros biográficos de reciente aparición son Camus, une passion algérienne, de Stéphane Babey y Albert Camus: fils d`Alger, de Alain Vircondelet. Merecido homenaje a uno de los grandes de la literatura universal.
Fuente: Diario Las Américas
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